domingo, 6 de abril de 2014
jueves, 3 de abril de 2014
miércoles, 2 de abril de 2014
He aprendido a extrañarte
¿Que sería lo primero que te diría ahora?
"Hola. ¿Cómo estas? Ha pasado tiempo ya ¿eh? ¿Aún te acuerdas alguna vez de mí? Sé que no es lo que quieres oir pero yo sigo acordándome cada día. He sido incapaz de quitar de mi habitación todo lo que dejaste cuando te fuiste, y ahí sigue. Siendo lo primero que veo cada día al despertarme y lo último al acostarme. Pero ojalá fuese eso lo único que me recuerda a ti. Ya ni hablemos de cada vez que me pongo en el ordenador, sea el de la universidad o el de casa. Tampoco los he limpiado y siguen tanto el historial como el escritorio llenos de cosas tuyas. Durante bastante tiempo me dolía, y apartaba la vista cada vez que veía tu nombre o una foto tuya. ¿Por qué tengo que negar que yo también me sentía dolido? Creo que me merecía algo más por tu parte, al menos dejarme explicarme... Pero bueno, tampoco quiero remover el pasado. Los días han ido pasando y aunque no he dejado de acordarme de ti, lo que si que es cierto es que el dolor se ha ido apagando. Y con ello todas mis emociones. He vuelto a ese estado de pasividad perpetua en el que estaba cuando te conocí. Y eso es porque ya me he acostumbrado a echarte de menos. A echarme a la espalda la culpa de las cosas que hago, sean correctas o no, y cargar con el peso de las decisiones que todo el mundo acaba tomando por mí. Y no quiero. No quiero estar así porque esto no deja de ser un error. Puedes odiarme si quieres, puedes no volver a querer saber nada de mí nunca más. Pero necesito explicarme. No me creas si no quieres pero necesito saber que sabes todo lo que me ha pasado por la cabeza porque yo nunca te he mentido. Y todavía recuerdo como si fuese ayer cosas como lo mal que lo pasé aquel día de finales de diciembre en el que encima tuve que ir a montarle el ordenador a mi tío después de habernos peleado o lo contento que estuve para la noche de fin de año al saber que no era un puto gilipollas que se volvía a equivocar por enésima vez.
Ni siquiera sé como empezar. Llevo desde que te enfadaste queriéndome explicar y han pasado tantas cosas por mi mente que ya no sé cual es la mejor forma de hacerlo. Porque soy así, siempre he sido de darle muchas vueltas a las cosas y no puedo evitar pensar que si me justifico demasiado parecerá que es todo una mentira preparada y si no lo hago lo suficiente sonará como que me importa una mierda. Pero joder ¡no es así! Sé que lo primero que pensarás ahora que te hablo es que me acabo de acordar de ti y me he montado la historia de que he pensado en ti cada día y blablabla. Pero ahí reside el principal problema. ¿Si no te vas a creer nada de lo que te digo de que me sirve ser totalmente sincero? Es cierto que soy un manipulador. Joder se me daba demasiado bien. Pero enseguida vi que las cosas así no tenían gracia. Desde que me fui a vivir fuera de casa empecé a currarme las cosas por mí mismo, siendo como era. Y no sabes lo gratificante que es que te quieran por quien eres, no por quien aparentas. Por eso no tenía ninguna necesidad de fingir nada contigo y mucho menos siendo del quinto coño como eres que ni me iba ni me venía. Por eso me sentía tan cómodo contigo. Estando tan lejos no me daba vergüenza hablarte de como era, no me avergonzaba nada ya que tampoco podría ver tu cara de reproche en el caso de que existiese si ocurría algo desagradable. No recuerdo ninguna vez que tuviese miedo a decirte algo. Para mi toda nuestra amistad fue la que fue porque tu me aceptabas por como era, por eso en ningún momento quise pedirte nada más de lo que me ofrecías. Por eso, por eso, por eso. Siento que me repito pero es que es así. Cada vez que me enseñabas algo de ti me sentía feliz porque a mi también me gustaba que te abrieses a mí. ¿Por qué? ¿Crees que lo consideraba un logro? ¿"Otra tía más que cae en mis encantos"? No es así. En realidad era algo parecido a una confirmación de que todavía seguías aceptándome. Que no te espantaba el oscuro y desagradable yo que siempre he pensado que llevo por dentro. La primera vez que me mandaste una foto tuya con gafas, la primera vez que oí tu voz... Son momentos que no creo que olvide fácilmente. Curioso por otro lado que casi ni recuerde tu voz, ¿será por todo lo que me he esforzado en olvidar? Porque te puedo asegurar que en estos dos meses, no he abierto ninguna de las redes sociales que utilizábamos, ni he buscado tus perfiles, mirado tus fotos/vídeos o escuchado tus audios. Y es algo que me sorprende hasta a mí realmente, pues no me he sido capaz de "alejarme" tanto nunca de un tema que me reconcomía la cabeza. Siempre he sido débil y he acabado cediendo pero contigo no. De hecho me siento como si los dos necesitásemos lamernos las heridas y el orgullo para olvidarnos de algo que quizás se nos fue de las manos. Pero no por ello quiero perderte, porque sigues siendo alguien importante para mí y por eso necesito esto. Necesito ganarme tu perdón, y pelearé lo que haga falta para que logres entenderme, que no he actuado bien pero no por ello no estoy arrepentido.
Pero dejemos de hablar de mí por favor. ¿Tú como estas? ¿Qué tal los exámenes? ¿Qué tal el tema en casa? ¿Y los médicos? Sé que no me lo quieres decir. De hecho sé que hace rato que estoy hablando solo. Que no me perdonarás nada y que aunque lo hicieses, ahora estarías todavía más enfadada por creer que no me disculpé en su momento. Deberías pensar fríamente, y darte cuenta que nuestro único problema fue que estábamos demasiado juntos y demasiado lejos a la vez. Siento haberte presionado para que vinieses. Igual que tú a mí, no te creí hasta que estuviste aquí, no, hasta que ya hacía tiempo que te habías ido. Y ese fue mi error, y lo pagaré todo el tiempo que haga falta. Pues no sé si algún día seré capaz de perdonarme, soy así de autocrítico. No es la primera vez que fallo a alguien importante para mí y me han perdonado antes ellos que yo mismo.
Seguiría y seguiría y seguiría y seguiría pero... sé que esto no es lo que quieres oír. Por eso no te lo diré. Nada de esto. Por eso no me estoy preparando nada para el día en que te hable más que un "Hola. ¿Qué tal estas?" Y dejaré que me insultes, me ignores, me hagas lo que quieras mientras intento retomar una conversación contigo y todas estas palabras se me amontonan en la cabeza. Porque vendría hasta la mismísima puerta de tu casa a contartelo todo y que veas que no te miento pero serías capaz de no abrirme la puerta ¿verdad?
Te sigo echando de menos... Sólo quiero saber si tú también...
"Hola. ¿Cómo estas? Ha pasado tiempo ya ¿eh? ¿Aún te acuerdas alguna vez de mí? Sé que no es lo que quieres oir pero yo sigo acordándome cada día. He sido incapaz de quitar de mi habitación todo lo que dejaste cuando te fuiste, y ahí sigue. Siendo lo primero que veo cada día al despertarme y lo último al acostarme. Pero ojalá fuese eso lo único que me recuerda a ti. Ya ni hablemos de cada vez que me pongo en el ordenador, sea el de la universidad o el de casa. Tampoco los he limpiado y siguen tanto el historial como el escritorio llenos de cosas tuyas. Durante bastante tiempo me dolía, y apartaba la vista cada vez que veía tu nombre o una foto tuya. ¿Por qué tengo que negar que yo también me sentía dolido? Creo que me merecía algo más por tu parte, al menos dejarme explicarme... Pero bueno, tampoco quiero remover el pasado. Los días han ido pasando y aunque no he dejado de acordarme de ti, lo que si que es cierto es que el dolor se ha ido apagando. Y con ello todas mis emociones. He vuelto a ese estado de pasividad perpetua en el que estaba cuando te conocí. Y eso es porque ya me he acostumbrado a echarte de menos. A echarme a la espalda la culpa de las cosas que hago, sean correctas o no, y cargar con el peso de las decisiones que todo el mundo acaba tomando por mí. Y no quiero. No quiero estar así porque esto no deja de ser un error. Puedes odiarme si quieres, puedes no volver a querer saber nada de mí nunca más. Pero necesito explicarme. No me creas si no quieres pero necesito saber que sabes todo lo que me ha pasado por la cabeza porque yo nunca te he mentido. Y todavía recuerdo como si fuese ayer cosas como lo mal que lo pasé aquel día de finales de diciembre en el que encima tuve que ir a montarle el ordenador a mi tío después de habernos peleado o lo contento que estuve para la noche de fin de año al saber que no era un puto gilipollas que se volvía a equivocar por enésima vez.
Ni siquiera sé como empezar. Llevo desde que te enfadaste queriéndome explicar y han pasado tantas cosas por mi mente que ya no sé cual es la mejor forma de hacerlo. Porque soy así, siempre he sido de darle muchas vueltas a las cosas y no puedo evitar pensar que si me justifico demasiado parecerá que es todo una mentira preparada y si no lo hago lo suficiente sonará como que me importa una mierda. Pero joder ¡no es así! Sé que lo primero que pensarás ahora que te hablo es que me acabo de acordar de ti y me he montado la historia de que he pensado en ti cada día y blablabla. Pero ahí reside el principal problema. ¿Si no te vas a creer nada de lo que te digo de que me sirve ser totalmente sincero? Es cierto que soy un manipulador. Joder se me daba demasiado bien. Pero enseguida vi que las cosas así no tenían gracia. Desde que me fui a vivir fuera de casa empecé a currarme las cosas por mí mismo, siendo como era. Y no sabes lo gratificante que es que te quieran por quien eres, no por quien aparentas. Por eso no tenía ninguna necesidad de fingir nada contigo y mucho menos siendo del quinto coño como eres que ni me iba ni me venía. Por eso me sentía tan cómodo contigo. Estando tan lejos no me daba vergüenza hablarte de como era, no me avergonzaba nada ya que tampoco podría ver tu cara de reproche en el caso de que existiese si ocurría algo desagradable. No recuerdo ninguna vez que tuviese miedo a decirte algo. Para mi toda nuestra amistad fue la que fue porque tu me aceptabas por como era, por eso en ningún momento quise pedirte nada más de lo que me ofrecías. Por eso, por eso, por eso. Siento que me repito pero es que es así. Cada vez que me enseñabas algo de ti me sentía feliz porque a mi también me gustaba que te abrieses a mí. ¿Por qué? ¿Crees que lo consideraba un logro? ¿"Otra tía más que cae en mis encantos"? No es así. En realidad era algo parecido a una confirmación de que todavía seguías aceptándome. Que no te espantaba el oscuro y desagradable yo que siempre he pensado que llevo por dentro. La primera vez que me mandaste una foto tuya con gafas, la primera vez que oí tu voz... Son momentos que no creo que olvide fácilmente. Curioso por otro lado que casi ni recuerde tu voz, ¿será por todo lo que me he esforzado en olvidar? Porque te puedo asegurar que en estos dos meses, no he abierto ninguna de las redes sociales que utilizábamos, ni he buscado tus perfiles, mirado tus fotos/vídeos o escuchado tus audios. Y es algo que me sorprende hasta a mí realmente, pues no me he sido capaz de "alejarme" tanto nunca de un tema que me reconcomía la cabeza. Siempre he sido débil y he acabado cediendo pero contigo no. De hecho me siento como si los dos necesitásemos lamernos las heridas y el orgullo para olvidarnos de algo que quizás se nos fue de las manos. Pero no por ello quiero perderte, porque sigues siendo alguien importante para mí y por eso necesito esto. Necesito ganarme tu perdón, y pelearé lo que haga falta para que logres entenderme, que no he actuado bien pero no por ello no estoy arrepentido.
Pero dejemos de hablar de mí por favor. ¿Tú como estas? ¿Qué tal los exámenes? ¿Qué tal el tema en casa? ¿Y los médicos? Sé que no me lo quieres decir. De hecho sé que hace rato que estoy hablando solo. Que no me perdonarás nada y que aunque lo hicieses, ahora estarías todavía más enfadada por creer que no me disculpé en su momento. Deberías pensar fríamente, y darte cuenta que nuestro único problema fue que estábamos demasiado juntos y demasiado lejos a la vez. Siento haberte presionado para que vinieses. Igual que tú a mí, no te creí hasta que estuviste aquí, no, hasta que ya hacía tiempo que te habías ido. Y ese fue mi error, y lo pagaré todo el tiempo que haga falta. Pues no sé si algún día seré capaz de perdonarme, soy así de autocrítico. No es la primera vez que fallo a alguien importante para mí y me han perdonado antes ellos que yo mismo.
Seguiría y seguiría y seguiría y seguiría pero... sé que esto no es lo que quieres oír. Por eso no te lo diré. Nada de esto. Por eso no me estoy preparando nada para el día en que te hable más que un "Hola. ¿Qué tal estas?" Y dejaré que me insultes, me ignores, me hagas lo que quieras mientras intento retomar una conversación contigo y todas estas palabras se me amontonan en la cabeza. Porque vendría hasta la mismísima puerta de tu casa a contartelo todo y que veas que no te miento pero serías capaz de no abrirme la puerta ¿verdad?
Te sigo echando de menos... Sólo quiero saber si tú también...
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