sábado, 8 de febrero de 2014

8 de Febrero

He pasado una de las rachas de días más largas en mucho, muchísimo tiempo. Desde el... martes creo que fue, si el martes, cuando salí del examen de Administración de Sistemas con un resfriado horrible encima. Con lo propenso que soy yo a resfriarme y llevaba tantísimo tiempo sin hacerlo. Creo que desde verano, ¿puede ser? No lo sé, no voy a entrar ahora en sentimentalismos sobre que estaba contento y feliz y eso me otorgaba inmunidad contra lo enfermizo que parece que he sido siempre (que todo sea dicho es un puto asco resfriarse cada 3 semanas) pero lo que si que es cierto es que todo este marrón y su consecuente bajón emocional deben haber frenado un poco mi sistema inmunológico y parecía que los virus me tenían ganas, porque... tela. No le he preguntado a ninguno de mis amigos que hacen medicina si es cierto que estos dos hechos están relacionados pero ¿que importa?

Desde mediados de esta semana me encuentro en ese estado de ánimo flotante que muchos conocerán, el no importarte nada y dejarte flotar por eso que los demás llaman vida. Total, ¿alguien me dirá ahora que los días no siguen y todo continua ocurriendo si tú dejas de hacerlo todo? Te levantas, comes (si tienes hambre, sino ni eso), vas trabajar o a clase si es que tienes que hacerlo y cuando llegas a casa haces cualquier actividad de esas zombies que no implican ningún esfuerzo como meterte a jugar, mirar pelis o ponerte a navegar por internet. Procuro no pensar mucho en ella y todo el tema pero me es imposible. Es cierto que estos días gracias al resfriado no he estado para nada centrado, ni siquiera en los tres exámenes que he tenido (luego ya me arrepentiré de ello) pero en cierta parte podríamos decir que hasta me ha venido bien estar enfermo.

Lo que si es innegable es que la echo de menos. Echo de menos a la amiga a la que podía contarle todo y que siempre me ayudaba a distraerme. Ahora todo me parece aburrido e insipido. Me viene a la mente constantemente y no puedo hacer nada para evitarlo salvo intentar apartarlo. No me siento con fuerzas para discernir el porqué ha ocurrido todo esto y aunque mi mente se empeñe en hacerlo me siento tan dolido que sé que es mejor no tocar las cosas por ahora y dejar que la herida supure. 

En momentos como este pienso si a ella también le vendré yo a la cabeza o ya habrá considerado firmemente que olvidarme es fácil. No quiero hacer una entrada sobre esto joder, mira que me lo había propuesto, pero llevo días queriendo escribir y sin tener siquiera fuerzas para ponerme al teclado diez minutos a escribir todo esto.

No he ido al pueblo este fin de semana porque no me apetecía el plan que había. Encerrarse en una casa de montaña con unas guitarras a beber y fumar porros es un plan que nunca me ha entusiasmado. Puedo llegar a tolerarlo. De hecho aunque no sepa emborracharme lo consideras noche de fumar y risas y hasta te lo puedes pasar bien. Pero ahora mismo sé que si fumase no saldrían risas, por eso ni siquiera he ido. El problema es que pensaba que iría al cine con mi compañero de piso y al final ni siquiera eso, y me he quedado aquí solo en casa con mis comidas de tarro que no me he podido ahorrar finalmente.

Tan triste como que por estar aburrido de hasta hacer el zombie me he puesto a fregar todos los platos que había en el fregadero (ni la mitad eran míos porque esta semana no he comido casi nada) un puto sábado por la noche. Quien coño me habría dicho eso hace un par de años. Joder quien me ha visto y quien me ve. En todos los sentidos posibles de la expresión.

Llega hasta a ser irónico y todo el estar tumbado en el sofá sin saber que hacer, pillar el whatsapp y hablar con gente con la que podrías sacar algo de conversación interesante y espantando con una especie de mano mental todos aquellos recuerdos suyos que vienen a mí intermitentemente para que me hable su hermana cuando hacía casi dos semanas que no hablábamos pasándome una grabación con la canción que siempre nos enviábamos cuando oíamos que sonaba y en los primeros cinco segundos oírla cantar y tararear como hacía conmigo tiempo atrás cuando no se creía traicionada por mi puta culpa.

Ha sido un zas en toda la puta boca. Ha pasado un rato ya y todavía no sé como digerirlo. Ni siquiera me voy a molestar en pensar en si ella sabía que la estaban grabando y le ha dejado o no o yo que sé. No puedo, no quiero. Me siento débil, me rallo y no quiero ahora mismo. No cuando estoy un sábado por la noche sólo en casa con un cubata asqueroso que me he preparado de vodka con licor de melocotón porque no tenía nada más a mano. Que necesito emborracharme joder, desconectar el cerebro una noche y dolerme de la resaca al día siguiente. Y luego ya pensaremos en que pasará mañana, en que pasó ayer.

Voy a intentar beberme esto, a ver si me vale para algo. Argh que mal sabe.

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